HIF Global en Paysandú
Biólogos advierten sobre riesgos medioambientales en la zona de la Isla del Queguay Grande, Río Uruguay donde se levantaría la planta.
El memorándum de entendimiento firmado entre el gobierno uruguayo y la empresa HIF Global para la construcción de una planta de hidrógeno verde y combustibles en Paysandú, el pasado febrero, frente a la isla del Queguay Grande, (dos padrones que suman 440 hectáreas sobre la costa del río Uruguay) cuyos términos fueron declarados “confidenciales”, fue objeto de una nueva controversia.
Recuérdese las críticas provenientes desde el Parlamento nacional, de los diputados Pasquet y Lust, así como de varios ambientalistas que rechazan la intervención en la zona.
BIÓLOGO ADVIERTE
Esta vez quien advirtió del peligro ambiental del proyecto fue el biólogo Diego Varela, redactor de la propuesta para que este territorio ingrese al Sistema Nacional de Áreas Protegidas – SNAP.
El científico en nota con el matutino La Diaria, fue enfático al advertir que los desbordes del río Uruguay y de sus afluentes hacia las planicies de inundación costera y hacia las islas “generan corrientes de flujo y reflujo que aportan y trastocan sedimentos, nutrientes y propágulos. Las islas (zona donde se ubicaría el proyecto de HIF Global) son el resultado dinámico de la acción de las corrientes fluviales, ya sea por el aporte de sedimentos o por disección de segmentos costeros” subrayó.
Varela opinó que el sistema contribuye a la conservación de la calidad de agua de las costas de la ciudad de Paysandú, al tiempo que asegura que la vegetación asociada “disminuye la energía de las inundaciones, controla la erosión, estabiliza el margen fluvial y es una barrera que interrumpe el flujo de sedimentos, nutrientes y contaminantes desde los suelos aledaños hacia el río”.
“Las islas continuamente intercambian materia y energía con la costa, siendo el agua un factor muy importante. La biodiversidad isleña depende de la diversidad continental y por esta razón, hay mayor probabilidad de éxito a largo plazo, en la conservación, si se protege la totalidad del sistema” y no únicamente las islas” concluyó en científico.
DESTRUCCIÓN DE VEGETACIÓN AUTÓCTONA
A su tiempo aportó otro dato importante, al confirmar que en el lugar se encuentra “la franja de vegetación ribereña autóctona continua más extensa de la costa oriental del bajo Uruguay, que cubre 7.584 hectáreas, 27 por ciento son propias del conjunto de islas y 73% pertenece a la costa continental”.
A pesar de los anuncios en 2022 del extinto ministro de medioambiente Adrián Peña, en cuanto a que la zona sería considerada dentro del SNAP dando cumplimiento a un requerimiento de los grupos Ecologista Naturista Sanducero (Gensa) y el Polo de Ecología Fluvial del Centro Universitario Regional Litoral Norte, que en 2018 habían presentado un pedido de ingreso al referido sistema, hasta el momento no hubo noticias al respecto, lo que causó malestar y un vacío legal que ambientó a la empresa a presentar esa zona como base de su emprendimiento de “combustibles sintéticos”, que utilizará agua, proveniente de una toma de agua superficial en el río Uruguay.
PROYECTO EN ZONA DE MÁXIMA PROTECCIÓN
Varela analizó que la superficie impermeable de la instalación es enorme. “Esto modifica la escorrentía superficial, modifica la hidrología de la región y es una obra de ingeniería mayor. Todo esto precisamente en predios que estaban considerados como zona a proteger e inmediatos a la zona de máxima protección” afirma el biólogo.
“Desde mi punto de vista es inadmisible que esto se haga en una zona que se considera que es de alta prioridad para la conservación” agregó, al tiempo que advirtió que el proyecto prevé la apertura de caminos, construcción de desagües, tomas de agua en el río afectando al corredor natural.
CONEXIÓN CON LA BIODIVERSIDAD
“No sólo se eliminará bosque nativo, humedal y pastizal, porque hay zonas en las que los van a sustituir con una superficie impermeable, sino que además están fraccionando un terreno que se caracteriza por la conexión de biodiversidad entre las áreas protegidas Montes del Queguay y Esteros de Farrapos. El principal generador de pérdida de biodiversidad es la destrucción de hábitat; lo que quieren hacer ahí implica precisamente destruir hábitats. No sólo por el hecho de eliminar una superficie, sino por fraccionarla” enfatizó Varela.
El especialista considera que de aceptarse la instalación de la planta de hidrógeno verde y combustibles en esta zona podría generar un “precedente negativo” y entiende que existe una “contradicción en las visiones de la propia administración”. “Para la empresa es un negocio, no me cabe duda, pero a largo plazo, ¿hasta qué punto el proyecto será un buen negocio para el país?”, se pregunta.
Un estudio de factibilidad, reveló que será capaz de producir 313 millones de combustibles sintéticos por año.
Aseguran que contiene “información confidencial”.
La iniciativa se desarrollaría en La Pedrera y Barra de Chuy, estimándose una inversión cercana a los 6 mil millones de dólares.