Análisis de mercado
Si ANCAP importara gasolina hoy y el Poder Ejecutivo la grabara con el 48 por ciento de IMESI, podría llegar a costar más cara que la refinada por el ente.
Aunque la LUC es clara en cuanto a que el combustible deberá alcanzar el denominado “Precio Paridad de Importación” (precio al que se podría vender al público en el hipotético caso de importarlo) hasta el momento ninguna autoridad ha dicho ni planteado, cuál será el precio final ni los caminos para llegar a este.
Analizando el PPI calculado por la URSEA mensualmente, este organismo, aunque mostrando pasos previos, finalmente plantea una hipótesis publicando el precio en el surtidor.
CUANDO LA LUC HABLA DEL PPI EN “BOCA DE PLANTA” ¿A QUÉ SE REFIERE?
Lo que está ordenando la Ley ya promulgada, es que en realidad lo que debe tomarse en cuenta para llegar a este precio, es el costo de un litro de cada producto en la planta distribuidora de La Tablada, o sea los costos de ANCAP (importación de petróleo, refinación, mano de obra, etc.).
El combustible es refinado en la planta de La Teja, «Eduardo Acevedo Vázquez«, desde donde es enviado a una segunda planta de distribución (La Tablada) que oficia de centro logístico del combustible y lo despacha a las demás plantas regionales del país.
Precisamente ANCAP marca los precios “en boca de planta” teniendo en cuenta una serie de ítems y costos, siendo el de mayor incidencia el petróleo.
Un litro de Nafta Super 95 cuesta hoy en “boca de planta” $ 19.03, para el caso del gas Oil 50S su costo es de $ 22.25.
La pregunta que surge es ¿por qué si la nafta se entrega a un precio menor que el Gas Oil en ”boca de planta” llega casi 15 pesos más cara que este combustible en el surtidor? Sencillo, sobre las gasolinas pesa el impuesto más gravoso que un producto puede tener en el país: el IMESI, que al día de hoy representando $ 26.31 por litro de Nafta Super 95, incide en un 48 por ciento sobre cada litro vendido de este combustible.
LOS CASI 4 PESOS DE SUBA DEL IMESI FUE ABSORBIDA POR ANCAP
Históricamente la suba del IMESI se reflejó en el precio de venta al público, y por tanto se mantenía una relación en Planta, pero debe tenerse en cuenta que la última suba del IMESI del 11.75 por ciento (marzo 2020) que fue de casi 4 pesos (hasta antes de la suba el costo de ANCAP en boca de refinería era de $ 23.54) no se volcó al precio de venta al público, manteniéndose en el mismo rango, lo que obligó a ANCAP a absorberlo en su totalidad, para no subir su precio al público, marcando a la baja el precio en La Tablada, situación que colocó a las gasolinas por debajo del Gas oil (al menos en esa etapa).
Este detalle que define el costo de un litro de Nafta Super 95, previo a la etapa de la distribución, en $ 19.03 (U$S 0.42) no es menor, ya que si Uruguay importara este combustible, llegaría casi al mismo precio que lo comercializa ANCAP al día de hoy, (previo distribución) teniendo en cuenta que el ente absorbe la diferencia del 11.75 por ciento de la suba del IMESI a su costo.
No parece surgir -después de este análisis- que haya más “tela para cortar” en el costo de ANCAP, cuyos números (al menos en las gasolinas) al día de hoy lo ponen casi a la par del PPI (FOB) a nivel internacional.
¿QUÉ SUCEDE CON EL GAS OIL?
Sobre este combustible, que no se grava con el IMESI pero sí con un IVA del 18 por ciento ($ 7.29 por litro) pesan otros gravámenes como el fideicomiso al boleto de un 9 por ciento ($ 3.48) y una tasa de inflamables de un 1 por ciento ($4.40), que han recibido por parte de diversos actores de la sociedad, serias críticas por entender que éste porcentaje con que se graba al Gas Oil (Fideicomiso al boleto) debería cargarse a otro concepto.
Descontado este porcentaje de un 9 por ciento, el Gas Oil entonces se colocaría dentro de los rangos internacionales de precio del combustible.
CÓMO BAJAR EL COMBUSTIBLE
Los ejercicios teóricos, y análisis no resultan en un método fehaciente ni real para determinar los costos de los combustibles, en la medida de que las variantes y las oscilaciones del mercado del petróleo, muchas veces resultan incomprensibles para quienes no conocen los vaivenes del negocio.
Más allá de cualquier otra consideración técnica en torno a este tema, el único camino posible es el de analizar la altísima incidencia del IMESI sobre las gasolinas, (gravamen que representa casi un 50 por ciento de su costo) cediendo el gobierno una parte del mismo en pos de la baja de las gasolinas, así como -en el caso del Gas Oil- trasladar el fideicomiso al boleto a otro rubro.
Con estas dos medidas, Uruguay se pondría a la par de -al menos- los mercados de nuestro continente.
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