Ley de Urgente Consideración
¿La “Nueva normalidad” del negocio beneficiará a los uruguayos?
De aprobarse el capítulo que refiere a la desmonopolización de los combustibles en la Ley de Urgente Consideración que ya fue entregada por el Dr. Ferrés al cuerpo legislativo, sin dudas marcaría para el sector una “nueva normalidad” en varios aspectos.
ANCAP, ente autónomo creado en 1931 bajo la presidencia de Gabriel Terra, luego de un proceso estatizador iniciado por José Batlle y Ordoñez, perdería el monopolio en este negocio dejando liberado el mercado a la libre importación de combustibles así como a la autoregulación de su precio de venta al público de acuerdo a los vaivenes de los mercados y a la ecuación “oferta/demanda”.
Esta “nueva normalidad” -en caso de aprobarse el Artículo 229- implicaría que los sellos importaran el combustible refinado, marcando el precio en las Estaciones de Servicio con sus propios criterios, pero con la particularidad que tal procedimiento aparejaría diferencias en el precio de acuerdo a la marca, como ocurre en Brasil, Argentina o Paraguay, países en los que las fluctuaciones van de una cuadra a la otra, (dependiendo del sello) con ajustes al alza o a la baja, muchas veces, semanales.
¿PUEDE BAJAR EL COMBUSTIBLE SI SE IMPORTA?
Resulta una pregunta para la que es muy difícil encontrar una respuesta, al menos basada en criterios empíricos, en la media de que cada mercado tiene su propia estructura, cadena de impuestos y experiencia, difícilmente replicables.
A ello se le suma la variedad de crudo disponible en el mundo (para el caso de Uruguay se utiliza el Brent), con precios diferenciales entre ellos en general por cuestiones políticas, geográficas, de calidad y pureza.
Las compañías que refinan combustible, y por ende, exportadoras, no siempre utilizan el mismo petróleo, lo que naturalmente desde la propia base de la refinación comienzan las diferencias de precios.
Véase lo que ocurrió la semana pasada cuando el petróleo West Texas, por primera vez se posicionó a un costo negativo, virtualmente “regalándolo” a las empresas refinadoras ante la necesidad de liberar espacio de almacenamiento, al tiempo que el Brent había llegado a lo que se pensaba sería su piso de 25 dólares.
Rápidamente y a influjo de las tensiones en Medio Oriente, el WTI se disparó primero en un 19.7 por ciento e inmediatamente en un 19.1, llegando este crudo a un valor positivo de U$S 16,5 el barril.
Por su parte el Brent de referencia en Europa y Uruguay, tuvo otra leve caída posicionándolo en U$S 21.4 por barril.
De todos modos, estas fluctuaciones del crudo en todo el mundo, son coyunturales y obedecen a la grave situación que se vive debido a la pandemia del Coronavirus y a la baja en las ventas de combustible, motivadas por la casi nula circulación de vehículos ante las recomendaciones de “quedarse en casa”.
En Uruguay -como lo adelantó Surtidores– se han registrado picos de baja en las ventas de hasta un 70 por ciento en algunas estaciones a raíz de la pandemia.
Las experiencias a nivel regional en los mercados en los que se liberalizó el combustible como Ecuador, Argentina o Guatemala, de acuerdo con operadores y autoridades de las gremiales de combustible (Guillermo Lego – Argentina, Carlos Romero -Guatemala y Ernesto Guerra -Ecuador), todos consultados por Surtidores, indican que la reacción del mercado (en competencia) es a la suba.
Todos los entrevistados fueron contestes en afirmar al portal, que lo que ocurrió en sus respectivos países fue pasar de un monopolio del gobierno con precios regulados, a un oligopolio privado con liberalización de precios fruto de la libre competencia, registrándose mayoritariamente subas en sus precios al mediano plazo.
LOS IMPUESTOS, LA DIFERENCIA
La mayor diferencia en materia de precios, estriba en los impuestos que cada país marca sobre los combustibles, así como en las subvenciones que estos sirven a otras actividades y que se cargan al valor final.
Para el caso de Uruguay, la Nafta Super 95 o la PREMIUM, se cargan con el impuesto IMESI, que representa en el costo del litro más del 50 por ciento de su costo, a lo que se le suman subvenciones como por ejemplo la que se dispensa al Portland o ALUR, proveedora del etanol a un costo/litro muy por encima del promedio mundial.
En el caso del Gas Oil, (cargado con el IVA) sobre éste pesa también el fideicomiso al boleto, que representa 3 pesos en el costo del litro.
A juzgar por los antecedentes y las experiencias recogidas por Surtidores, parecería que la solución para lograr una baja de los combustibles en Uruguay, sería la de revisar los impuestos que sobre él pesan, más que terminar con la refinación y la regulación del mismo.
El presidente Lacalle Pou entregó el texto a Beatríz Argimón, incluyendo este tema en el Artículo 229.
Legisladores del Partido Colorado anunciaron que si no se disgrega el artículo 229 de la LUC no la votarán. Plantean que no estaba en el documento coalicionista “Compromiso por el País”.
Advierten que el precio no bajará y se corre riesgo de perder autonomía.