Política de Estado
Eliminar los hidrocarburos para producir el producto, reutilizar y reciclar desde residuos “biomásicos”, a partir de soja, aceites vegetales usados, sebo vacuno y de aves.
Al igual que otras áreas de la industria, la denominada “economía circular”, a través de la que se utilizan la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo –nutrientes biológicos- para que éstos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales al agotar su vida útil, tiene en el combustible a uno de sus principales actores.
La rápida inserción de estas políticas en el mundo, ha hecho que los gobiernos tomen este tema como “de estado”, implementando organizaciones y comités especiales para aplicar esta metodología en pos de la preservación del medio ambiente.
En este sentido el Gobierno uruguayo creó el pasado lunes 2 de setiembre el comité, bajo cuya égida se trabajará en el primer “Plan Nacional de Acción de Economía Circular” elaborado en el marco del Plan Nacional de Transformación Productiva y Competitividad.
La presentación del comité integrado por los ministerios de Industria, Energía y Minería, de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, de Ganadería, Agricultura y Pesca y de Economía y Finanzas, así como por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), tuvo lugar en Presidencia de la República y pretende según se dijo “identificar acciones que buscan generar información sistemática para el diseño de políticas públicas en clave de economía circular, fomentar la investigación y la innovación, identificar acciones tempranas e implementarlas, promover el conocimiento de los modelos de negocio basados en economía circular e incentivar prácticas y procesos fundados en los principios de economía circular en diferentes actores sociales”.
TEMA PRIORITARIO PARA EL GOBIERNO
Álvaro García, Director de la OPP explicó que la economía circular es un tema clave “no solo para Uruguay sino para el mundo en general, en una concepción de desarrollo sostenible y con la afectación que tiene el planeta en materia ambiental”.
“Se debe efectuar un cambio de paradigma en cómo se producen las cosas”, resaltó García, para luego indicar que se trata de pasar a una economía circular desde una economía lineal, en la que un producto tiene una vida útil y nadie piensa dónde va terminar cuando sea desechado.
El jerarca de OPP, agregó que la economía circular pretende hacer lo mismo que la naturaleza, es decir, volver a empezar, que cada producto tenga su ciclo y que no haya desperdicio con la utilización de dicho producto.
SISTEMA DE APROVECHAMIENTO DE RECURSOS
Tomando como ejemplo el modelo cíclico de la naturaleza, la economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos, minimizando la producción al mínimo indispensable, y cuando sea necesario hacer uso del producto, apostando a la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente.
Los biocombustibles de segunda generación a partir de los residuos urbanos pueden ayudar a cumplir con la nueva legislación medioambiental europea, pues son capaces de reducir en un 30 por ciento los restos que acaban en vertedero y su combustión emite un 97 menos de CO2 que los carburantes fósiles.
ECONOMÍA CIRCULAR PARA BIODIESEL EN ANCAP
En el caso de este combustible refinado en la planta de ANCAP, se procesa a partir de aceites de cultivos anuales como la Soja o Soya (Glycine max), Colza-Canola (Brassica napu), Girasol (Heliantus annu), Nabos (Brassica rapa L.), Camelina (Camelina sativa), Brassica o mostaza etíope (Brassica Carinata), Mostaza blanca (Sinapis alba), etc., y los cultivos plurianuales: Tartago o Ricino (Ricinus communis L.), etc.
Asimismo también se utilizan aceites vegetales usados y grasas como sebo vacuno, de aves, etc.
Montevideo se ubica entre las diez capitales menos contaminadas del mundo. Alur lo atribuye a la mezcla con bioetanol y biodiesel.
Será durante la edición 56ta. de la Comisión Latinoamericana de Combustibles – CLAEC el 16 de mayo en Bolivia.
Meta para 2030: Reducción de un 15 por ciento del consumo de combustibles derivados del petróleo a través de la utilización de materias primas de origen nacional