Los estacioneros debieron asumir ese cargo, que no fue reconocido en la paramétrica de ANCAP, descontándoselo de su propio margen.
Hasta finales de los noventa, adquirir combustible en una Estación de Servicio uruguaya con tarjeta de crédito (no existía la de débito) le implicaba al “tarjeta habiente “pagar en el estado de cuenta, una tasa de administración (lo que hoy sería el llamado “arancel”) que corría por cuenta del cliente.
En los albores del nuevo siglo, se comenzaron a ver sellos que promocionaban la carga en sus estaciones con tarjeta “sin recargo”, como forma de fidelizar clientes con ese beneficio. Shell adquirida posteriormente por Petrobras, fue uno de los pioneros en ese momento.
La propia tarjeta OCA hasta no hace mucho, ofrecía surtir combustible sin recargo en las estaciones Esso (hoy AXION), abonando con ese medio de pago.
TARJETAS DE DÉBITO Y BANCARIZACIÓN
En los últimos años, y ya con la proliferación de la tarjeta de débito en plaza, y la bancarización que obligaba a utilizarlas, la tasa de administración, pasó a ser por cuenta de los estacioneros, pero esta vez con la nueva denominación de “arancel”.
A pesar de la asociación que el sector mantiene con ANCAP, en su calidad de distribuidor secundario y boca de expendio, en ese momento la comisión pasó a incidir directamente en el margen de los estacioneros, que resignaron un porcentaje del mismo, sin que éste se tuviera en cuenta en la paramétrica de ANCAP que fija los márgenes de participación en los gastos de la Estación de Servicio.
Vale destacar que esta misma modalidad que cobraban los emisores en casi todo el mundo, ha ido trasladándose a los clientes en muchos países, diferenciando si el pago es contado o con tarjeta.
LA TASA DE ADMINISTRACIÓN
Para el caso de Uruguay, la regulación que pesa sobre el combustible, no sería impedimento para volver a este sistema, al menos para las tarjetas de crédito, en el que el cliente se hace cargo de la tasa de administración bancaria, ya que un simple programa podría cambiar el modo de cobro de esta tasa, cobrándosele al automovilista el precio regulado, pero volviendo al sistema anterior, en el que la misma se cargaba en el estado de cuenta.
Por otra parte, al poderse pagar el combustible contado efectivo al precio regulado – sin el mencionado recargo- tampoco se obliga al cliente a gastar más por surtir con plástico.
El cliente podrá optar entre la modalidad tradicional o “auto expendio” con solo enfrentar la tarjeta a un lector.
Es 100 por ciento web, sin necesidad de POS, y no cobra aranceles.
Analizan replicar modalidad de varios países, donde el precio del combustible depende si se abona en efectivo o con plástico.